La Unidad Pastoral Padre Rubio

Está formada por dos parroquias:

San Francisco Javier y San Luis Gonzaga (SFX) en c/Mártires de la Ventilla, 34 y
San Ignacio de Loyola (SIL) en c/ Pinos Alta 79. Actualmente es la Compañía de Jesús quien se encarga de la unidad pastoral.

Un poco de historia
A comienzo del siglo pasado fue tomando cuerpo la Ventilla, sitio de paso entre Madrid y Fuencarral en la carretera de Francia.

Fue el escenario donde el santo P. Rubio llevó a cabo su tarea de evangelización y promoción en los años veinte, junto con varios colaboradores laicos entre los que destacan los maestros Juan y Demetrio de Andrés, que darían la vida por su gente en 1936.

En 1928 se inaugura la iglesia antigua junto a la que se erigió una escuelita y un dispensario. Tras su expulsión de España en 1932, los jesuitas vuelven al barrio en 1940 inaugurándose la parroquia S. Francisco Javier a la que llega un año más tarde el P. Murga que viviría y serviría a las familias del barrio hasta su muerte en los 90 del siglo pasado.

En 1965, la Compañía de Jesús llega a un acuerdo con la Obra Social de Caja Madrid para construir unas nuevas escuelas –el actual centro P. Piquer– cuyo templo será la nueva sede parroquial. En 1965, se crea una nueva parroquia un poco más abajo de la calle Mártires de Ventilla, S. Luis Gonzaga, con motivo de la expansión que vive el barrio en esa época, y que seguirán atendiendo los jesuitas hasta 1984. Será el lugar donde a finales de los 90 inicia su andadura el Centro Pueblos Unidos, para atención a migrantes.

En 2013 la tarea social de los jesuitas en el barrio se reorganiza en torno a la Casa San Ignacio y en septiembre de 2018 la Diócesis encarga a los jesuitas la parroquia de S. Ignacio al otro lado de Avda. de Asturias. Esta parroquia, originada en los años 40 en el colegio Divino Corazón (donde todavía se conserva la antigua fachada), fue encomendada a los jesuitas hasta los años 50 en que pasó al clero diocesano. A comienzos de los años 70 se inauguró el nuevo templo en Pinos Alta, 79 donde los vecinos siguieron encontrando acompañamiento de sacerdotes y laicos, así como religiosas y religiosos consolatos.

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